20 julio 2011

La pulsera del verano

Hace sólo cinco años causaron furor las tiras de silicona. En ellas los colores tenían un significado, en este caso benéfico.
La primera la lanzó el ciclista Lance Armstrong; era amarilla y los beneficios de su venta se destinaban a su fundación, que ayuda a personas que luchan contra el cáncer. Pronto, otros organismos lo imitaron y empezaron a distribuir pulseras naranjas (por la erradicación de la malaria), negras y blancas cruzadas (contra el racismo)...

Más de diez años antes, se llevaron finas pulseras de cuerdas trenzadas con bolitas de colores -cómo no- indicativos: el rojo para el amor, el amarillo para el dinero; el verde para la esperanza... Éstas se vendían como amuletos y, de acuerdo con las instrucciones, había que anudárselas y llevarlas hasta que se rompieran. Duraron apenas un verano.


Las pulseras de macarrones, hilos de plástico (SCOUBIDOU) y cables también se lucían pero, además, proporcionaban entretenimiento.


Y es que éstas había que diseñarlas y crearlas utilizando tiras de plástico que se entrecruzaban.

Entre los mayores causaron furor otras, las pulseras magnéticas. Las comercializaban varios fabricantes, pero todas tenían elementos imantados que, supuestamente, tenían propiedades beneficiosas para el cuerpo y la mente.


Los chinitos carecían de cualidad curativa, pero en teoría sí proporcionaban suerte a su portador. Servían para adornar pulseras, tobilleras, collares...
Estaban fabricados en madera, medían menos de un centímetro y a finales de los ochenta vivieron su boom en nuestro país: colgaban de todas partes.

Años después colgarían los chupetes. Éstos eran de plástico. De todos los tamaños y colores, se vendían también para llamar a la fortuna.

Una función más evidente tenían las letras con relieve de color plateado y en torno a medio centímetro de altura que llevaban arandelas en la parte superior.

Se utilizaban, por lo general, para formar el nombre propio de quien las lucía y se colgaban de cordones que después se ataban al cuello. Algunos llevaban el nombre de sus parejas.

Por supuesto tampoco podemos olvidar las pulseras de hilo, las cuales al parecer siguen sin pasar de moda. De infinidad de colores y estilos se siguen vendiendo en algún que otro tenderete playero.

Otra que parece que vuelve a estar de moda es la pulsera hecha con las anillas de latas de refrescos.
Buscando imágenes por internet puedo decir que he visto infinidad de cosas que se pueden hacer con estas chapitas, pero sin lugar a duda alguna la que más me ha llamado la atención es este frikazo que a mas de uno le servirá de ayuda para los próximos carnavales.
Fuente

3 comentarios:

  1. jajaja, que bueno, vaya friki hay qser para hacerte una armadura de anillas de lata!

    ResponderEliminar
  2. los chinitos, siempre colgados del reloj de pulsera, que como no casi siempre era un casio f90 o 91.............que tiempos.

    gran entrada amigo.

    ResponderEliminar
  3. QUE YO QUIERO APRENDER HA HACERLAS NO MIRAR LOS TIPOS QUE HAY SO CABRON

    ResponderEliminar