16 marzo 2010

Regalos de viajes...

6:30 de la mañana. Tu madre se acerca a ti y te llama para despertarte, pero tu ya lo estás, de hecho no has dormido nada. Ya llegó la hora. Ni la noche antes de tu comunión dormías menos, pero los nervios te pueden.

En ese instante te levantas y tu madre te tiene preparado el Nesquik, te dice que te aligeres, pero tu ya te lo has tomado y empiezas a bajar maletas al coche. Abajo tu padre está cargando los últimos macutos en el Seat 127 con los ojos hinchados y olor a Varon Dandy. Se sorprende de lo rápido que te has despertado y de los pequeños saltitos que pegas mientras corres de nuevo hacia el piso. En ese mismo momento cuando ya va a cerrar tu madre la puerta con llave, te acuerdas.

-" Esperaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!"
Te falta algo, algo con lo que jugar, algo con lo que entretenerte mientras dure el viaje. Pero ya es demasiado tarde. Tu madre acaba de dar la última vuelta al cerrojo de la puerta y se niega a volver a abrirla, mientras te dice que ya te comprarán algo cuando paréis a desayunar.
Y ahí que te ibas tú, ilusionado, pensando que ya sabías lo que querías.

Tras montarte en el coche no duras mas de cinco minutos despierto, el cansancio te puede.
De repente oyes como tu madre te vuelve a despertar. Tras tres horas de viaje llegó la hora de desayunar y de buscar tu juguetito, porque como siempre habéis parado en ese bar de carretera que tiene souvenirs. Y allí está, esperándote para formar parte de la colección que ya tienes en casa.

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